Dada nuestra afición a los balnearios y a que nos encontrábamos por tierras gallegas, nos decidimos a visitar este que se encuentra en la provincia de Ourense muy cerca de Viana do Bolo. En la actualidad, el pueblo es el típico grupo de casas al mas puro estilo gallego. En sí, el pueblo no es muy grande, pero la importancia que le dio su balneario fue enorme. La amabilidad de la gente es, como en toda la zona, un aspecto a destacar. Aparte de lo bien y acertado que nos indicaron los lugareños para acceder a la zona, estuvimos un rato charlando con el pastor que guardaba las ovejas cerca del balneario. El nos explico como al balneario venían gente de lejos para beneficiarse de sus aguas. El recinto contaba con unas instalaciones donde se podían alojar los huéspedes, pero en ocasiones fue tal la afluencia de gente que muchos pedían alojamiento en casas del pueblo por estar el balneario completo.
Unas dependencias para los huéspedes a muy pocos metros del edificio principal
El recinto del edificio principal en el que se encontraban las cocinas, la residencia de los propietarios y otras habitaciones para huéspedes, estaba completamente cercado por un pequeño muro de piedras que hoy en dia aun se conserva en su totalidad. Unas rusticas puertas de madera nos dan acceso al interior, donde se encuentra el manantial.
El edificio principal. Aun se conserva en bastante buen estado
Del manantial brota agua sulfurada-bicarbonatada la cual mantiene su temperatura todo el año. Eso sí, no deja de estar algo fría, a unos 15º C segun hemos podido averiguar por la red. Estas aguas están indicadas para afecciones del hígado, piel, reuma, artritis...
No os extrañéis por el
olor a huevo podrido, es la característica de este tipo de aguas, pero pueden echar para atrás a mas de un valiente que decida beberlas.
Las bañeras donde se realizaban los baños estaban un poco mas alejas del recinto. Hoy en día, la naturaleza se a apoderado del emplazamiento de dichos baños y no se puede apreciar nada de lo que fueron anteriormente.
olor a huevo podrido, es la característica de este tipo de aguas, pero pueden echar para atrás a mas de un valiente que decida beberlas.
Las bañeras donde se realizaban los baños estaban un poco mas alejas del recinto. Hoy en día, la naturaleza se a apoderado del emplazamiento de dichos baños y no se puede apreciar nada de lo que fueron anteriormente.
Como en muchos balnearios, un pequeño paseo alegraba la vista de los recién llegados desde la entrada principal hasta el edificio central. Unas cabras y ovejas amenizaban el paisaje. El perro del pastor también estuvo acompañándonos un buen rato. Eso si, de vez en cuando se acercaba a ver si el rebaño se encontraba en buen estado
En frente del edificio principal hay un "pilón" en el que imaginábamos que fregaban y lavaban la ropa. Curioso la piedra de afilar que ya presenta una gran mella debido a su uso durante años
Nos marchamos de ese enclave en medio de castaños centenarios y vegetación gallega sintiéndonos satisfechos de nuestra excursión ya que, durante un breve periodo de tiempo, nos pudimos imaginar como fue la ajetreada vida en el balneario que cerró hacia el 1950.
A la vuelta, repusimos fuerzas en a Gudiña con un exquisito xamon asado.
A la vuelta, repusimos fuerzas en a Gudiña con un exquisito xamon asado.